Hay imágenes que surgen de repente y te estremecen de parte a parte, porque te recuerdan lo que ha sucedido en algún momento de tu vida, lo que es inconfesable, cuando entiendes que es prácticamente imposible que exista alguien que lo entienda. Y una de ellas fue la que apareció uniéndome a un personaje por el que siento una admiración inexpresable.

 

Siendo un niño ya leía torres y torres de cómics de superhéroes, los tenía a montones, y eran la admiración de mis amigos y vecinos del barrio, que se volvían locos para venir a mi casa e hincarle el diente a algunos de estos personajes de la ciencia-ficción de los que disfrutábamos en los años 60. Aunque mi héroe favorito era por aquella época Spiderman, con los años, pero en esta ocasión a través de las películas de Marvel, ahora de Disney, me encontré con alguien con el que me identificaba plenamente, al cien por cien, más que con un hombre araña que trepa por las paredes arrojando a diestro y a siniestro telarañas pegadizas con las que se traslada a gran altura dando volteretas entre rascacielos. Cuando vi la primera película del doctor Extraño me quedé fascinado, con la boca abierta. Los supérheroes surgidos de la mente del genial y desaparecido Stan Lee desarrollan una fuerza poderosa, una facultad extraordinaria para sublimar sus sentidos, vuelan por los aires, lanzan rayos destructivos y transforman la materia, pero es algo que tiene que ver con su naturaleza física, transmutada de forma prodigiosa por alguna energía cósmica, la picadura de la araña, como en el caso de Spiderman, o a consecuencia de un desastre en un laboratorio. Pero el poder del doctor Extraño es diferente, es místico, es el desarrollo de una magia ancestral, de una fuerza sobrenatural, un conocimiento oculto proveniente de la oscura noche de los tiempos.

 

Me fascinaba el doctor Extraño al verlo en la pantalla, pero más me encantó cuando viví algo único en mi vida, que me demostró que realmente, todo eso de lo que han hablado los místicos de todos los tiempos, es cierto, que hay fuerzas cósmicas absolutamente poderosas que vienen de lo más lejano de nuestra galaxia y que transmiten una fuerza capaz de abrir portales y obrar auténticos milagros que transforman la realidad, transmutan la naturaleza de los objetos y revelan que existe una Fuente de la que todo procede. Cuando te conectas con ella todo es posible, incluso lo que el mundo entero cree que es imposible. Conozco el secreto del doctor Extraño, así que valoro inmensamente al gran visionario Stan Lee, que fue capaz de ver cómo este gran personaje de cómic podría transformar la energía del cosmos en unos discos giratorios de pura luz en movimiento, porque esos efectos especiales tan logrados reflejan uno de los mayores secretos que he conocido en toda mi existencia.

 

Diseño: Juan Fernández Fajardo.