La calavera alada

José Antonio Iniesta

Basílica de Santa María la Mayor, Roma. Italia.
19 de octubre de 2003.

Sin aliento estaba en aquella inmensa basílica a la que había llegado de la forma más extraña que se pueda imaginar, para descifrar un misterio que se me reveló sin buscarlo, sin saber que existía, sobre el oro que vino de América para construir ese templo. Es una increíble historia que será para siempre una herida desgarrada en mi corazón. Y con ese enigma pegado a mi conciencia me encontré con una calavera alada, el mismísimo símbolo de la muerte en ese tétrico rincón, rodeado al mismo tiempo por incontables ángeles, que revoloteaban en pinturas y esculturas por todas partes. Miré aquel cráneo para recordar que todo es fugaz, transitorio. Memento mori…

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on pinterest
Pinterest
Share on telegram
Telegram
Share on whatsapp
WhatsApp

Deja un comentario